El 9 de julio se cumple el décimo aniversario del Día de la Independencia de Sudán del Sur. En su declaración, la ENSS hace un llamamiento a la confianza y la esperanza y, al mismo tiempo, describe la decepción y la preocupación por los acontecimientos en Sudán del Sur.
El júbilo de hace 10 años se ha desvanecido. La guerra civil, el hambre y la inseguridad política y social han sumido a la población en grandes dificultades. 10 años después de la fundación del Estado, hay por tanto poco que celebrar. La violencia y el conflicto son omnipresentes y han cortado de raíz cualquier progreso. El país está paralizado, escribe la ENSS: "Estamos paralizados en muchos aspectos". La actual crisis humanitaria en Sudán del Sur es la peor desde la independencia. 8,3 millones de personas dependen de la ayuda humanitaria. Según UNICEF, 300.000 niños menores de cinco años corren el riesgo de morir de hambre.
El acuerdo de paz firmado por las partes del conflicto en septiembre de 2018 dio a muchos una esperanza renovada de que volvería una paz sostenible. Sin embargo, los avances en el proceso de paz son lentos y accidentados, y parece haber una falta de voluntad política.
Las iglesias y las organizaciones religiosas sobre el terreno, incluidos los socios de Mission 21, desempeñan por tanto un importante papel en el proceso de paz. Trabajan incansablemente por la reconciliación, la superación de la violencia, el diálogo y la convivencia pacífica
La ENSS hace un llamamiento a todos los aliados para que no cejen en su empeño y continúen juntos en el pedregoso pero esperanzador camino de la paz y la reconciliación durante los próximos 10 años.
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