CTE, Comunidad Teológica Evangélica de Chile
La Comunidad Teológica Evangélica de Chile (CTE), con el patrocinio de ocho iglesias, es la única institución de formación protestante en Chile que ofrece formación y perfeccionamiento teológico a nivel académico. Está dirigido principalmente a personas de las distintas iglesias protestantes de Chile y es holístico y abierto a la diversidad de tradiciones cristianas.
En los distintos programas de formación, el CTE prepara a los participantes para su futuro trabajo en la iglesia y la sociedad, y concede especial importancia a un programa educativo socialmente crítico que aboga por la inclusión social de los disidentes y las minorías y contrarresta una lectura fundamentalista de la Biblia que, entre otras cosas, consolida los patrones estereotipados de los roles de género y trata de promover estructuras estatales y sociales antidemocráticas. Recientemente, el CTE también ha integrado un módulo en el campo de la eco-teología, que también tiene en cuenta los desafíos ecológicos y socio-ecológicos que los chilenos tienen que enfrentar.
El 66% de la población es católica y alrededor del 16% protestante. La herencia teológica y cultural de Chile es conservadora. Muchas iglesias funcionan de forma paternalista, tienen ganas de hacer proselitismo y no tienen una mirada crítica sobre las cuestiones sociopolíticas. Además, los pastores y los líderes de las iglesias no suelen tener una formación teológica sólida.
Chile sigue siendo un país desigual con la mayor proporción de hogares endeudados (73%) de toda América Latina (2018). De los 18 millones de chilenos, 4,6 millones (2018) tenían deudas pendientes, es decir, alrededor de 25% de la población. También existen grandes desigualdades sociales entre la población en cuestiones como el acceso a las pensiones, la sanidad, la vivienda, la educación y la seguridad. El año 2019 terminó en Chile con el internacionalmente difundido "Estal-lido social", que movilizó a millones de chilenos contra las políticas económicas neoliberales y sus consecuencias con las injusticias sociales en educación, salud, pensiones, corrupción, etc. Hubo protestas casi diarias en todo el país, con mucha represión por parte de la policía, muchos destrozos por parte de los manifestantes y muchos saqueos por parte de bandas criminales que se aprovecharon de la situación.
Sin embargo, los chilenos votaron a finales de octubre por una amplia mayoría una nueva Constitución. Miles de personas celebraron el inicio de un nuevo camino en la capital, Santiago. Una asamblea constituyente de 155 miembros, en su mayoría no partidistas, eligió finalmente a Elisa Loncon, académica e indígena mapuche, como presidenta de la asamblea. El futuro del país y las esperanzas de muchos chilenos están ahora en sus manos.
Golda Fuentes
Jefe de programa y de equipo para América Latina
Tel.: +41 (0)61 260 22 69
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