Nuestra coordinadora en Sudán del Sur tuvo la oportunidad de saludar personalmente al Papa cuando visitó Juba en febrero. Nos informa sobre el impacto de la visita en el vacilante proceso de paz.
Florence Guliba Hakim, sólo unas pocas personas tienen la oportunidad de hablar con el Papa. ¿Cómo ha sido posible?
Como miembro del personal de Mission 21, formo parte de un grupo que apoya a la Federación de Iglesias de Sudán del Sur (SSCC) en su labor. El Vaticano seleccionó a cinco personas, es decir, a los representantes de las organizaciones de este grupo. Mi nombre estaba entre ellos. Un gran honor para mí. Sólo se tiene una oportunidad así una vez en la vida, si acaso. Me alegré de poder reunirme y hablar con el Papa.
Pudiste hacer una petición durante la bienvenida. ¿Qué le dijo al Papa?
En primer lugar, expresé cuánto aprecio la visita del Papa a Sudán del Sur. Luego dije lo importante que es que el Papa hable con el presidente Salva Kiir y el vicepresidente Riek Machar. Yo mismo nací y crecí en la guerra y ahora mis hijos también están creciendo en la guerra. Recordé que en 2019, los dos líderes políticos se comprometieron en el Vaticano a trabajar por una paz duradera en Sudán del Sur. Es importante recordárselo". El Papa me respondió que precisamente por eso estaba aquí, en Sudán del Sur. Y me regaló un rosario.
¿Qué puede conseguir realmente la visita del Papa?
Es más que una señal. Esto ya era evidente en vísperas de la bienvenida oficial. El presidente emitió un comunicado con la promesa de que se reanudarían las conversaciones sobre el acuerdo de paz de 2018.
¿Qué significa eso en términos concretos?
En 2018 se elaboró un tratado de paz. Pero aún no lo han firmado todas las partes en conflicto. Las conversaciones se rompieron, había mucha desconfianza por todas las partes. El hecho de que ahora se esté intentando incluir de nuevo a las partes que antes no firmaron es un paso adelante.
¿Tiene esta garantía, o incluso la propia visita del Papa, un impacto inmediato en la vida de la población de Sudán del Sur?
Aún está por ver. El mismo día de la declaración del Presidente se produjo un brote de violencia entre agricultores y pastores, con más de 20 muertos. Así que la situación sigue siendo muy tensa. Sin embargo, el día de la visita del Papa fue sin duda un día de esperanza. Se reunieron personas de todas las partes del país y de distintas confesiones. Personas que de otro modo celebrarían sus servicios por separado rezaron juntas. Algunos hicieron un peligroso viaje a pie de diez días hasta Juba para estar allí. También fue importante que la visita del Papa atrajera la atención internacional hacia Sudán del Sur. Además, entró en contacto con la población civil y pudo hacerse una idea de la vida en Sudán del Sur.
¿Cómo se produjo este contacto?
Entre los invitados a la bienvenida había personas desplazadas por la guerra, los llamados desplazados internos. El Papa escuchó sus historias. Entre otros, una niña de doce años habló de su vida en el campo de desplazados internos y de su camino hasta allí. Quedó claro que no pertenece a ningún sitio, no tiene papeles. Esto fue muy conmovedor para todos los presentes. Cuando el Papa habló después, dijo que el Presidente debería hacer de la paz una prioridad, ahora y no más tarde.
¿Qué significa la visita del Papa para nuestras organizaciones asociadas?
Para nuestros socios, la visita del Papa tiene un significado importante. Da a la Federación de Iglesias de Sudán del Sur una voz moral fuerte para defender y trabajar por la paz y la reconciliación en el país. Para ello, pueden emprender acciones concretas. Por ejemplo, la SSCC puede seguir organizando tertulias radiofónicas. Estas tertulias versarán sobre lo que la gente espera de los políticos tras la visita del Papa, qué promesas se cumplieron y cuáles no. Los dirigentes políticos también escuchan esto y así se enteran de lo que mueve a la gente.
Entrevista: Miriam Glass, Misión 21
