El tiroteo se produjo repentinamente el domingo 22 de agosto en las inmediaciones de la iglesia de Ntanfoang, en Bali, en la zona anglófona de Camerún. La congregación pertenece a la Iglesia Presbiteriana de Camerún (PCC), iglesia asociada a Mission 21. Los miembros de la congregación se habían reunido para el culto cuando se vieron sorprendidos por una explosión en el exterior. Se hicieron numerosos disparos, algunos de los cuales penetraron en las paredes. Un miembro de la congregación recibió un disparo mortal y el pastor resultó herido en el brazo.
Así lo describe la dirección de la iglesia en un comunicado. Sacudidos y traumatizados, prosigue el comunicado, los miembros de la iglesia llevaron al hospital a la mujer que recibió el disparo y al pastor herido. Aquí, la bala fue extraída quirúrgicamente y ahora está en vías de recuperación.
Nuevo estallido de violencia en un conflicto de larga duración
La dirección del PCC reaccionó al estallido de violencia con su comunicado del mismo día. La iglesia, dijo el líder Samuel Fonki, "condena enérgicamente este maltrato a los hijos de Dios". En general, el Fonki lamenta la "tortura bárbara" contra la población de las dos provincias anglófonas de Camerún, que dura ya unos cinco años. Ambos bandos, las tropas gubernamentales y los milicianos separatistas, han utilizado repetidamente la violencia contra la población civil inocente.
Fonki señala que las partes del conflicto siempre han ignorado las exigencias de la Iglesia para que se ponga fin a los combates. La Iglesia ha exigido insistentemente un alto el fuego incondicional, especialmente los domingos. La Iglesia exige que se investigue la violencia y que los responsables de la muerte de la mujer rindan cuentas.
Se necesita perseverancia y publicidad
Este nuevo estallido de violencia en Camerún pone de relieve un conflicto que sigue siendo ampliamente olvidado e ignorado por las instituciones y la opinión pública mundial. Desde el otoño de 2017, los militantes separatistas y las tropas gubernamentales se enfrentan en las zonas anglófonas del oeste de Camerún. Una vez más, es la población civil la que sufre en este conflicto armado.
Según las cifras oficiales de la ONU, más de 710.000 personas están huyendo. Viven sin refugio ni protección en los bosques y en las capitales de provincia de Buea y Bamenda o en el Camerún francófono; al menos otras 60.000 personas han huido a Nigeria. Se calcula que hasta ahora han muerto 4.000 personas en este conflicto.
Apoyo a los afectados
La vida cotidiana de los habitantes de las dos regiones anglófonas está marcada por la penuria y el miedo. La vida pública se paraliza durante los llamados días de "ciudad fantasma". Los niños y jóvenes no han podido ir a la escuela durante varios años, o sólo de forma limitada.
Mission 21 está presente en Camerún desde hace décadas y trabaja con la iglesia asociada PCC y otras organizaciones locales, por ejemplo, para mejorar la atención sanitaria y capacitar a los jóvenes y las mujeres mediante la educación. Desde el estallido del conflicto, apoyamos cada vez más a la población desfavorecida de Camerún con ayuda de emergencia y reconstrucción, y queremos contribuir así a la esperanza de una convivencia pacífica en este país.
Texto: Christoph Rácz, Foto: zVg
► Declaración del CCE contra la violencia actual en Camerún (en inglés)
► Declaración del Foro Ecuménico del 27 de agosto sobre el fatal incidente de violencia (en inglés)
► Programa de ayuda de emergencia y reconstrucción en Camerún de Mission 21