En los patios traseros, las familias aprenden a cultivar sus propias hortalizas en unos pocos metros cuadrados. Son principalmente las mujeres las que se encargan de este trabajo. Con la cosecha, las familias pueden alimentarse de forma más equilibrada y con los excedentes de la cosecha se pueden generar ingresos adicionales. Uno de los hortelanos dice, no sin orgullo: "En el pasado, a menudo pasábamos hambre. Hoy tengo un tesoro verde".
Los jardineros se animan unos a otros y ganan autoestima y respeto cada día. Esto también ayuda a desactivar los conflictos familiares.
Tú también puedes apoyar a estas mujeres y a sus familias para que los patios de El Alto sean aún más verdes y los hortelanos puedan producir excedentes gracias al asesoramiento profesional y venderlos en el mercado local. Esto salva a los niños de la desnutrición y mejora los ingresos familiares.
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