María y sus dos hijas, como muchas mujeres de la Bolivia rural, se convierten en blanco de la violencia. Durante generaciones, los hombres de su familia han maltratado a sus esposas, hermanas e hijas. Cuando las mujeres se defienden, en el mejor de los casos no se las toma en serio. María lo tiene peor. Con el apoyo de nuestra organización asociada, encuentra los recursos que necesita para romper la espiral de violencia.
Los hombres ejercen violencia sobre las mujeres. Esta verdad está firmemente anclada en la historia familiar de María*. Durante generaciones, padres, tíos y hermanos han cometido delitos sexuales y violentos contra los miembros de su familia. La violencia se dirige principalmente contra sus propias esposas, hermanas e hijas. Como María, hay innumerables mujeres en las zonas rurales de Bolivia. Y como María, estas mujeres reciben en el mejor de los casos muy poca protección de la policía, pero en la mayoría de los casos ninguna protección en absoluto.
En una entrevista con nuestra organización socia Fundación Machaqa Amawta (FMA), María cuenta cómo su familia está atrapada en una espiral de violencia. Cuenta que quería proteger a su sobrino menor, Enrique*. Se había enterado de que varios miembros de su familia habían abusado sexualmente de él, incluido el hermano de María, su propio padre. Le llevó a Enrique.
De padre a hijo
María sabía de lo que era capaz su hermano. Ya había hecho sufrir a la familia. Abusó de la hermana que compartían. Es la mentalidad machista, que ve a la mujer como propiedad, la violencia como poder y la dureza como fuerza o la vulnerabilidad como debilidad, la que mantiene la espiral de violencia en movimiento. Esta masculinidad tóxica, alimentada probablemente por innumerables traumas de violencia, se transmite de padres a hijos.
También en este caso: Enrique, a quien María acababa de sacar de la violencia sexual. En casa de María, decidió convertirse él mismo en agresor. Abusó de las hijas de María, sus primas. María estaba harta. Finalmente intentó romper la espiral de violencia y sufrimiento y se enfrentó a su hermano para contarle lo sucedido. Él no la escuchó. No lo dudó mucho y le dio tal paliza a su hermana que María acabó de urgencia en el hospital. En la familia de María, los hombres se comunican con violencia.
Sin ayuda, sin audición
La espiral de violencia es un problema generalizado en América Latina. La violencia doméstica contra mujeres y niños suele acabar en violencia sexual o, en el peor de los casos, incluso en feminicidio. Sólo en 2021 se registraron en Bolivia 180 feminicidios, la mayoría de las víctimas tenían entre 21 y 30 años. Cada día se registran 110 casos de violencia contra niños y adolescentes, la mayoría de los cuales es violencia sexual. Al igual que María, la mayoría de ellas no pueden pagar el asesoramiento psicológico tras los crímenes violentos para sus hijos o para ellas mismas.
El problema se agrava por la corrupción de las instituciones. Las mujeres que tienen el valor de presentar una denuncia a menudo no son tomadas en serio y tienen dificultades para aportar pruebas. Esto es lo que le ocurrió a María. A pesar de los delitos cometidos y del peligro evidente que corrían María y sus hijas, no recibieron ninguna ayuda. Su marido hizo la vista gorda ante lo que el hermano de María y Enrique habían hecho a su mujer y a sus hijas. La policía también hizo oídos sordos cuando María se armó de valor para ir sola. Su denuncia, a diferencia de la de su hermano, no fue atendida: La acusó de difamación.
La historia no ha terminado
En casos como el de María, nuestra organización asociada FMA proporciona un valioso apoyo. Puede confiar en el equipo de FMA y saber que ya no está sola. María y sus hijas reciben ahora la atención de salud mental que necesitan. María ya ha adquirido nuevos ánimos para un nuevo cargo. Su historia aún no ha terminado. Sigue esperando ser escuchada y que se haga justicia. Nuestra organización coparte la acompaña en este difícil camino. Porque sólo cuando los delitos violentos tengan consecuencias y cuando se supere la masculinidad tóxica, se detendrá la espiral de violencia en la familia de María.
*Nombre y foto han sido modificados a petición de los interesados.