Como preludio del simposio, la moderadora Claudia Buess, de Mission 21, ilustró con un ejemplo de gran actualidad que las obras de arte pueden ser llamativas señales de paz. En una acción nocturna, un colectivo de artistas de 70 personas colocó un signo de paz en el Puente de Rahmedetal en Alemania, el llamamiento a la paz de unos 300 metros de largo para construir puentes, en respuesta a la guerra de agresión que libra Rusia en Ucrania.
La responsable de Educación, Magdalena Zimmermann, de Mission 21, hizo un llamamiento a la solidaridad en esta guerra en su discurso de bienvenida. El aterrador ataque a Ucrania también deja claro que nuestros valores, como la democracia, no pueden darse por sentados. Y señaló que también hay conflictos olvidados, guerras que ya apenas aparecen en los titulares. Mission 21 actúa sobre todo en estos contextos, dijo Magdalena Zimmermann: "La construcción de la paz interreligiosa en estos países, así como en Suiza, ha sido por lo tanto durante mucho tiempo un objetivo de Mission 21". El arte es un instrumento de esta construcción de la paz, y el arte de la paz puede contribuir a un mundo pacífico, justo e inclusivo.
El teatro refuerza los recursos y supera los traumas
La creadora de teatro y profesora Anina Jendreyko demostró de forma impresionante en su primera presentación que el arte puede tender puentes entre diferentes culturas y crear entendimiento. Gracias a su trabajo en Suiza, Turquía e Irak, ha adquirido experiencia en diferentes contextos.
La base de su exitoso trabajo teatral intercultural fue un proyecto en una escuela de Kleinbasel. El trabajo teatral con alumnos de diferentes orígenes dio lugar a la Volksbühne Basel, de la que Jendreyko sigue siendo director en la actualidad. Este trabajo de teatro intercultural funciona porque los participantes no están allí como "actores-objetos" sino como sujetos: Como personas que abordan de forma crítica y constructiva su origen, situación, poder o victimización.
Con este planteamiento, Anina Jendreyko se desplazó al norte de Irak y desarrolló una obra de teatro con mujeres yazidíes que pudieron huir de la zona ocupada por el llamado Estado Islámico, IS. En "Shengal - el poder de las mujeres", mujeres y hombres de la región de Shengal cuentan cómo están empezando a construir un nuevo modelo de sociedad. La obra muestra cómo las personas, al aceptar su identidad, a través del autoempoderamiento y en la lucha por la justicia de género, realizan de forma sostenible la visión de una sociedad más justa.
Las imágenes pueden potenciar y fortalecer
Tras esta emotiva presentación, el profesor Volker Küster, de Maguncia, tuvo la difícil tarea de cautivar a los participantes en el simposio con la interpretación de las imágenes. Primero introdujo los fundamentos teóricos, explicó cómo el arte puede protestar y resistir, cómo puede permitir el procesamiento del trauma y la reconciliación. El arte puede sensibilizar, desencadenar la empatía, empoderar y fortalecer al espectador.
Lo ilustró con diversas obras de arte, también con motivos cristianos. Entre otros, con un cuadro del pintor Donatus Moyen, de Papúa, que reaccionó a la ocupación indonesia de su país con motivos a gran escala que transmiten esperanza.
Cambio de perspectiva y poesía como oportunidad
En la tercera ponencia, Hannan Salamat, estudiosa de la cultura y la religión en Zúrich y Múnich, presentó la historia del festival "AusARTen", que coorganiza en una mezquita de Múnich desde 2016. "Una sociedad plural necesita una visión plural del pasado, el presente y el futuro": con este principio, el festival pone en escena las más diversas perspectivas.
Estas presentaciones son a la vez una oportunidad y un reto. Básicamente, funciona en una mezquita porque la poesía está en el corazón del arte islámico. Pero también hace falta valor por parte de los cristianos para presentar sus propias ideas culturales en estos espacios.
Para Salamat, la pandemia demuestra que el lado espiritual es importante, que el arte y la cultura pueden traer la paz. Los actos judíos, cristianos y musulmanes en los "otros" lugares de culto podrían promover la comunión y la apertura a otros puntos de vista.
Los talleres abren horizontes
La tarde ofreció la oportunidad de sumergirse en ejemplos concretos de cómo se puede ampliar el acceso al arte y la cultura para aprender de otras culturas y reconocer mejor nuestra propia posición en cuatro talleres diferentes.
Los talleres ofrecieron diferentes enfoques. La creadora de teatro Kapi Kapinga Grab elaboró con los participantes formas de reconocer y dejar atrás los patrones de pensamiento aprendidos al mirar el arte. La educadora del museo, Sabine Rotach, exploró las posibilidades de utilizar los objetos del Museo de las Culturas para plantear preguntas sobre estas culturas y la propia.
Leila Semaan, formadora para la transformación de conflictos, entre otras cosas, retomó las experiencias de los participantes para profundizar en las formas en que las intervenciones artísticas son adecuadas para el trabajo por la paz. Y Christian Weber, director de estudios de Mission 21, presentó obras de arte de diferentes contextos que interpretan textos bíblicos y hacen visible cómo se hace posible el diálogo entre culturas.
El debate final mostró cómo esta conferencia abrió nuevas posibilidades para los participantes. Moderadora Claudia Buess: "La creación artística es una forma de resolver conflictos, algo a lo que no estamos acostumbrados en la cultura occidental. La treintena de participantes en esta conferencia aprovechó la oportunidad para salir activamente de este "hábito".
Texto: Séverine Fischer y Christoph Rácz
Foto: Séverine Fischer
► Misión 21 proyectos de consolidación de la paz
► Vídeo de la acción artística en el puente de Rahmedetal
► Página web del proyecto teatral "Shengal - el poder de las mujeres"